8 de noviembre de 2012

Días de una normalidad aplastante

1. Bebo vino tinto en mi cuarto. En el suelo se ha derramado una taza de té rojo. Ahora las baldosas son rosas. Me encanta el té rojo. Odio el sabor del vino. Estoy borracho.

2. Antonio Carvajal me entregó un sobre mágico. Una vez fui alumno suyo. Hace dos días le concedieron el Premio Nacional de Poesía. El sobre es un cúmulo de nombres de autores y obras que todo escritor o aspirante a debería leer. Por mucho que odiemos las listas. Que las odiamos.

3. Estoy enamorado. Loca y profundamenre enamorado. Y borracho. Conocí a Silvia Pérez Cruz a través de una tocaya. Escucha esto, me decía, y yo escuchaba, y escuchaba y escuchaba. Ayer estuve en un concierto de Silvia, y quiero ser así. Quiero enamorarme de alguien así. Compré el vinilo. Pegaré la portada en la pared, donde me observe con ese gesto de pequeña Gioconda.

4. Soy maestro de inglés de guardería. No sé qué hace el lobo en la casa de los cabritillos. No sé por qué algún día, cuando crezca (de verdad), podré decir aquello de mi año en una guardería fue el catalizador para que Queridos niños funcionara. Más le vale. Que funcione, digo.

5. Residuo. Émbolo del mundo. Tragafuegos. Desagüe de inodoros. Huracán Katrina en mi garganta, lo descoloca todo. Es viernes. Repite conmigo, es viernes, es viernes. Aún.

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